Lestat y Nicolás en la taberna del pueblo
[…]Mientras lo decía en voz alta, en mitad de la frase comprendí que nisiquiera al morir encontraríamos respuesta, probablemente, al porqué denuestra existencia. Incluso el ateo declarado piensa que en la muertehallará una respuesta: o bien encontrará allí a Dios, o no habrá nadaen absoluto.
__ Pero lo que sucede __dije__ es que en ese últimotrance no hacemos ningún descubrimiento. ¡Sencillamente, dejamos deexistir! Pasamos a la no existencia sin averiguar absolutamente nada.
Vi el universo, una imagen del sol, los planetas, las estrellas y unanoche negra que se prolongaba eternamente. Y me puse a reir.
__¿Tedas cuenta? ¡Nunca, ni siquiera cuando todo haya terminado, sabremospor qué diablos han sucedido las cosas como lo han hecho! __le grité aNicolás, quien recostado en el lecho, asentía. […] Estaremos muertos,muertos, muertos… ¡sin alcanzar jamás a saber!